miércoles, 8 de diciembre de 2010

El Maguey

EL MAGUEY


Leyenda Prehispánica

. Los creadores estaban contentos porque los hombres ya tenían alimento, pero se dieron cuenta que los humanos estaban tristes. Un dios dijo; “el hombre tiene que cantar, ser alegre, bailar y sentir amor por la tierra”.


Quetzalcóatl al escucharlo recordó a Mayáhuel, la más bella, alegre y amorosa princesa que vivía en el cielo con su abuela una Tzitzímitl, -estrellas que intentan impedir que salga el sol  y otras Tzitzimime. “Ella puede ser la alegría de los hombres”, se dijo, ya encaminado a su morada para buscarla. Cuando llegó, las encontró dormidas, despertó a Mayáhuel, le preguntó; “¿Te gustaría ser el regocijo de los humanos?” ante la sonrisa radiante de la diosa la subió a sus espaldas y como dios del viento la llevó a la tierra.

La abuela despertó, al no encontrar a su nieta la llamó sin recibir respuesta. Se llenó de ira. Despertó a las demás diosas y bajaron al mundo para buscarla. Al darse cuenta de la persecución, Quetzalcóatl y Mayáhuel se convirtieron en un árbol de dos ramas.

Las viejas diosas, entre las cuales estaba la abuela de Mayáhuel, la princesa perdida, cansadas de buscarla se sentaron al lado de un árbol de dos ramas.

Mayáhuel Transformada en una de ellas, precisamente la que daba sombra a su abuela, aterrada ante el encuentro empezó a temblar, en medio de un remolino de hojas, se desgajó. La abuela reconoció a su nieta.

Furiosa, la destrozó y repartió pedazos entre las diosas, que luego de mascar escupieron, antes de volver al cielo.

 
La abuela no se dio cuenta de que la otra rama era Quetzalcóatl y la dejó sin hacerle nada. Cuando se fueron todas, el Dios retomó su forma, acumuló en el campo los huesos de Mayáhuel que habían expulsado las diosas y los plantó.

Al hacerlo, evocó el motivo del rapto de Mayáhuel, noble entre las diosas.


De los despojos de la más alegre de las diosas que sembró Quetzalcóatl, brotó el maguey. Canta con el aire en agradecimiento al dios del viento, de él se saca un vino blanco, el divino octli, el pulque. Cuando lo beben, los hombres ingieren el espíritu de Mayáhuel que los deleita y alegra.

MAGUEY O AGAVE



Maguey es una palabra de origen antillano que denominaba al aloe o sávila. Los españoles la tomaron para llamar así a todas las plantas parecidas que fueron encontrando a su paso.

Agave es el nombre científico que le dio al maguey el naturalista sueco Carlos de Linneo a mediados del siglo XVIII (del vocablo grecolatino agavus). En lengua náhuatl el maguey es llamado “metl” o “mexcalmetl”.

Las palabras maguey y agave son sinónimos. La diferencia está en el uso que se le da a la planta. La sábila (o aloe) es aquella que se utiliza para fabricar aceites o jabones. El henequén (agave fourcroydes) es la que se usa para producir fibras. Del maguey se produce el pulque, bebida fermentada muy popular en México y de baja graduación alcohólica (maguey manso o agave atrovirens Kawr). El agave es la planta de cuyos jugos fermentados y luego destilados se obtiene el mezcal o el tequila.

Hay más de cien variedades de magueyes o agaves. Son plantas hermafroditas y monocotiledóneas, es decir que su semilla es indivisible, como el maíz. Si bien de aspecto son parecidas a los cactus, pertenecen a otra familia, las amarilidáceas.

Solo en México existen más de cien especies, una veintena de subespecies y casi treinta variedades, con formas y tamaños diferentes. Encontramos desde el más pequeño “henequén” o el agave deserti de Baja California, cuyas hojas solo tienen 30 cm. de largo, hasta el más grande que crece en el centro del país que llega a tener un diámetro de 10 metros y una altura de 3 metros.

Tienen forma de piña (o ananá) de la cual salen sus hojas o pencas, a veces rectas y otras dobladas de manera caprichosa, carnosas pero duras, de bordes espinosos, a veces de color amarillo, y con una púa en la punta. Sus flores (llamadas quiotes) llegan a medir 12 metros. El color va desde el verde claro hasta el verde oscuro casi púrpura, pasando por varios tonos de azul.

Se reproducen de dos maneras. Una forma es cortar sus flores, quitar los pétalos, ya que en cada una de ellas se forma una yema que da origen a un hijuelo (un quiote puede dar de 550 a 2500).

La otra es a partir de un rizoma que sale de la base de la planta que al estar a ras del suelo, le da el sol y entonces crece una yema que da origen a un hijuelo (desde su primer año, la planta da de 8 a 15 hijuelos, por lo cual es importante mantener el terreno desmalezado).

En ambos casos se siembran estos hijuelos en invernaderos hasta que den raíces (de 3 a 4 años). Luego son transplantados al lugar definitivo hasta que alcancen el tamaño necesario para cosecharlos (tardan alrededor de 7 años en desarrollarse).

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