miércoles, 8 de diciembre de 2010

De Recuerdos y Soledades

De recuerdos y soledades.
 
 
El olor y la música,
y alguna palabra suelta
que aletea como un pájaro lejano,
y un gesto que se repite
en cada ser amado,
y un dolor que no termina
nunca de doler

me transportan al recuerdo.



Recordar. Rebobinar intervalos de tiempo para volver a pasearlos con el mismo paso o vivirlos con otro pulso, otra mirada, otro color, con otra risa o dolor, encontrar otras pasiones, otras versiones que en su momento fueron inexistentes, trozos de mapa huecos.
Los recuerdos nos esculpen por dentro.

Un hombre sin recuerdos no es nada.
Un hombre con recuerdos es un libro manuscrito. Ejemplar único.



Los recuerdos se deshacen, pero pocos mueren.
Sólo muere lo que se olvida.



Estamos amontonados unos contra otros y, sin embargo, hay dias en que no notas a nadie lo suficientemente cerca.

La soledad no es cuestión de número.

La soledad no es el uno.



Porque estamos tan solos
palpamos las estrellas
y dejamos caer
palabras
unas sobre otras
palabras
sobre la tierra

porque somos oscuros
arañamos la luz
como quien roza
la piel del agua
y la deja
temblando
indefinida
inquieta

porque somos impuros
la pureza
nos
pesa.




 

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